1. Invocamos a las
autoridades nacionales, regionales, locales y dirigencias sociales a
restablecer el canal del diálogo, que en una democracia nunca debe ser
interrumpido, y que constituye la mejor vía posible para resolver pacíficamente
los conflictos.
2. Queremos prevenir la ocurrencia de lamentables hechos de
violencia. Los peruanos y peruanas no podemos tolerar que nuestras
discrepancias produzcan muertes y destrucción. Por el contrario, todos los
peruanos debemos perseverar en el diálogo, en la prudencia y en la búsqueda
permanente de soluciones pacíficas.
3. Las tensiones y desencuentros producidos a raíz del
desarrollo del proyecto minero Conga, deben ceder paso a la creación de
opciones de solución viable y justa.

4. Invocamos a las
autoridades nacionales, regionales, locales y las dirigencias sociales a
realizar su mejor esfuerzo por restablecer el diálogo en el más breve plazo, y
considerar la actual circunstancia como una oportunidad extraordinaria para
avanzar en la solución de este conflicto.
5. En ese sentido,
una vez realizado el análisis de la documentación respectiva, exhortamos a las
autoridades concernidas, a promover y sostener reuniones de trabajo en las que
expresen de manera amplia sus opiniones, se esclarezcan las dudas subsistentes
y se aproveche esta información para llegar a acuerdos.
El Presidente de la
Conferencia Episcopal Peruana y la Defensoría del Pueblo abrigan la esperanza
de que el diálogo sincero y de buena voluntad haga retroceder la violencia y
cree soluciones justas. En esa dirección, nos comprometemos a colaborar
decididamente en lo que nos sea requerido, a fin de evitar la violencia y
encontrar las mejores soluciones para Cajamarca y para todos los peruanos y
peruanas.
Lima, 9 de abril de
2012
Mons. Salvador
Piñeiro, Arzobispo de Ayacucho - Presidente de la Conferencia Episcopal PeruanaEduardo Vega Luna, Defensor del Pueblo
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